La iglesia de la Encarnación, en Marbella, se quedó pequeña el pasado sábado para despedir a Pablo Ráez y lo que en principio iba a ser una ceremonia íntima se convirtió en un gran homenaje al joven que luchó por aumentar las donaciones de médula ósea.
Los amigos y vecinos han quedado muy afectados tras la pérdida y eso se vio reflejado en la asistencia al funeral, que contó con la presencia del alcalde de Marbella y de otras personalidades políticas.
La emoción impregnó la ceremonia y tras la llegada del féretro, el párroco José López se rompió y mostro la consternación que sentía: "Yo no sé enterrar a Pablo, lo que quiero es llorar con vosotros". Una afirmación que pronunció con la voz quebrada, según el diario 'Sur'.
"Creció en un clima de sencillez y de esa sencillez brotan las grandezas", señaló el cura en referencia a la familia del joven. También quiso elogiar el esfuerzo de Ráez por conseguir un aumento significativo de las donaciones de médula en España: "Pablo ha hecho lo que podía hacer, sigamos nosotros".
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El contexto El menor estaba cruzando por un paso de peatones cuando el vehículo, conducido por un joven de 22 años, se saltó el semáforo en rojo y atropelló al niño. Como resultado del impacto, el menor sufrió heridas graves.