Sara tenía 26 años y estudiaba un programa de formación en el Instituto Tecnológico de Energías Renovables porque quería labrarse un futuro profesional pero no pudo. Este lunes, Día Internacional contra la Violencia de Género, fue asesinada presuntamente por su pareja.
La joven, que también había hecho prácticas en el Ayuntamiento de Granadilla, procedía de León pero llevaba años viviendo en Tenerife y residía con su abuela en el barrio de San Isidro.
Desde hace tres meses convivía en esa vivienda con su presunto agresor, un joven de 29 años que, la pasada madrugada, y tras una fuerte discusión,
La relación entre ambos no funcionaba y es que según los Whatsapps publicados por 'Espejo Público' en los que la joven se desahoga con un amigo, ella estaba agobiada por el control excesivo del joven. Este es el extracto de una de esas conversaciones:
- Pero no sé cómo decirle las cosas
- No sé manejar esto
- Dejé el móvil apagado cargando por la noche en el baño
- Se levantó y vi que tardaba, fui a ver si estaba bien y disimuló
- Pero cuando miré mi móvil estaba encendido y con la pantalla del PIN de la tarjeta SIM
- Sabes no soy idiota...
- Estoy muy agobiada, tengo mucha ansiedad
- Y encima que trate de ver mi móvil no sabes lo que me molesta
La noche del crimen machista, Sara pudo llamar al teléfono de atención a las víctimas de violencia machistapero los servicios sanitarios que llegaron al domicilio, también alertados por los vecinos, no pudieron hacer nada para salvar su vida dado que, debido a la gravedad de las heridas, ya había fallecido.
Con su muerte, Sara se convierte en la octava víctima por violencia machista en Canarias, comunidad que tiene uno de los porcentajes más altos de todo el Estado. En total, en España se contabilizan en lo que va de año 52 muertes por violencia machista.
"Se trata de un fraude económico"
Guerra por el aceite de oliva: el mayor productor denuncia que algunas marcas lo mezclan con aceites de peor calidad
Rafael Sánchez, director general de la mayor productora de aceite de oliva ha asegurado, aunque no tiene pruebas, que algunas marcas están mezclando ese aceite con otros de menor calidad y cometiendo, por tanto, un fraude económico.