La comunidad de vecinos en la que vive Darío pagó por adelantado 85.000 euros para que les instalaran un ascensor. Sin embargo, la empresa dejó la obra a medias y desapareció sin dejar rastro. "Que no jueguen con los pobres currantes, todos jubilados...", lamenta este vecino de Pueblo Nuevo, en Madrid.
En 2018, su comunidad, en la que viven muchas personas mayores, contrató a Rehabilitaciones Técnicas Inver para poner un ascensor en el edificio. "Teníamos que pagar el 10% del total de la obra y empezar a pagar una cuota cada vecino de 400 euros", explica uno de los propietarios de este inmueble.
Mes a mes, los habitantes del edificio fueron aportando esa cantidad, durante más de un año, sin que empezaran las obras. "Antes de tener la licencia de obra habíamos pagado ya una cantidad de 85.000 y pico de euros", explica uno de ellos. En total, cada vecino de esta comunidad ha pagado unos 7.200 euros.
Finalmente comenzaron los trabajos para instalar el esperado ascensor, pero poco después, en diciembre de 2019, las obras se paralizaron. "Lo que se oía por la zona es que no pagaban a los trabajadores y que por eso los trabajadores se habían ido", indica un vecino.
Ahora, llevan 15 meses con el portal impracticable: con suelos y paredes levantados y lleno de materiales de obra. Una situación que sufren vecinos como Lola y José, ambos con problemas de movilidad, para quienes entrar y salir de casa se ha convertido en toda una odisea: ahora tienen que subir y bajar por una escalera mucho más estrecha y que no cumple todas las medidas de seguridad, ya que la barandilla, por ejemplo, no tiene la altura suficiente.
"Estoy operada de las dos rodillas, entonces, con la poca estabilidad que tengo, me caigo de morros", explica Lola, mientras José denuncia: "No podemos bajar y cada día, peor". "Ya se han caído, porque claro, la gente con los carros, los niños y todo... es imposible", denuncia otra vecina.
Sin embargo, los residentes de este edificio no son los únicos afectados: hay decenas de comunidades de vecinos en la misma situación, principalmente en la Comunidad de Madrid, aunque la empresa tiene proyectos parados también en municipios de Castilla y León.
Los afectados están cansados de falsas promesas y reclaman que terminen la obra o que les devuelvan el dinero para poder contratar a otra empresa. "Lo que más duele es que todavía te tomen por tonto", asevera uno de ellos, mientras siguen esperando por ese ascensor que tanto necesitan y que aún no llega.
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