De origen humilde, Antonio Fernández, uno de los padres de la cerveza Corona, hizo una gran fortuna durante su vida. Nació en el municipio leonés de Cerezales del Condado y, aunque cuando fue adulto emigró a México, siempre mantuvo sus vínculos con la localidad.

Fernández falleció en agosto y en su testamento se acordó de Cerezales del Condado, de 84 habitantes. Dejó al pueblo una herencia de casi 200 millones de euros., convirtiendo al municipio en multimillonario de la noche a la mañana.

Sin embargo, este gesto no es la única muestra de solidaridad que ha tenido el empresario a lo largo de su vida con León. En 2009 creó la fundación Cerezales Antonino y Cinia, una institución de carácter privado, orientada al desarrollo del territorio y a la transferencia de conocimiento teniendo la cultura como eje principal.