El ruido de botar balones en la cancha les ha salido caro: 12.000 euros. Es la cantidad que tendrán que pagar cada uno de los dos colegios de Málaga denunciados por exceder el nivel de ruido cuando los niños practican deporte fuera del horario lectivo.
"No nos molestan las terrazas de los bares hasta la una de la madrugada. No nos molestan las carreras de coches. Pero si molestan 200 o 300 niños jugando al baloncesto", denuncia uno de los padres.
Multas que llegan cuando la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Málaga estaban a punto de firmar un convenio sobre actividades extraescolares. La Junta dice, que pagará las multas pero que recurrirá. Temen que lleguen sanciones a otros colegios.
El Ayuntamiento insiste en que los vecinos denunciaron y que también es importante respetar el descanso: "Algunas se desarrollan en las instalaciones deportivas del colegio, lo que me parece bien. Lo que hay que hacerlo es en términos de una convivencia pacífica para hacerlo combatible con los vecinos", declara el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre.
Una decisión que ha dejado a más de 3.000 niños sin practicar deporte y que ha movilizado al baloncesto español en las redes sociales. Jugadores como Rudy fernández y entrenadores como Pablo Laso o Sergio Scariolo se han unido a la campaña #sinbotesnohayparaiso. "Por favor, una solución ya", escribe Scariolo en su Twitter.
La delegación malagueña de la Federación Andaluza de Baloncesto ha organizado un parón en las competiciones provinciales. El fin de semana del 16 y 17 de diciembre, más de 10.000 niños se quedarán sin jugar al baloncesto en Málaga como medida de protesta.
"Van a estar los niños jugando con la boca tapada y con los balones envueltos en un papel para que no se escuche. No tiene sentido ninguno", señala un padre. Movilizaciones que intentan conseguir que los niños no tengan que jugar en silencio.
No es perjudicial para la salud humana
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Contexto En marzo de 2022, España sufrió un gran episodio de calima que tiñó de color naranja sus cielos. Ahora, una investigación liderada por la Universidad de Oviedo y otra francesa revela que ese polvo contenía partículas radiactivas procedentes de ensayos nucleares del siglo XX.