Llegar a territorio español no ha sido fácil: “nos obligan a buscar en la basura, es duro llegar hasta aquí”, relata uno de los 60 inmigrantes subsaharianos que logró cruzar ayer la valla de melilla. “Nos roban, nos pegan, día y noche llueve. Hemos sufrido mucho” cuentan los afectados. Su amigo también lo consiguió. Después de meses escondidos de la policía marroquí, pisar territorio español les ha costado días sin comer, heridas en su cuerpo y noches de auténtico pánico.

“No es fácil ser inmigrante en Marruecos, tenemos que ir a todas partes hasta que conseguimos algo de comer”. Su único objetivo es llegar al centro de estancia temporal, el CETI. Una vez allí están seguros. “Deben de ir a comisaría, el protocolo que hay es que vayan a comisaría, allí se les abre un expediente de exclusión y al mismo tiempo se les da un documento para que ingresen en el CETI” según cuenta un comisario.

No tienen permiso de trabajo, pero en el centro les acogerán hasta 5 años y al menos podrán buscarse la vida en la calle: “para sus llamadas, para algún que otro gasto de ropa y demás, en la calle limpiando coches.” comenta una residente. Eso sí con cuidado, ya que es la guardia civil la que les deportan de forma ilegal según ellos.

El CETI controla los horarios de los inmigrantes, les da cobijo y asistencia psicológica y si se ve desbordado por una entrada masiva, adelanta el trámite de su traslado a la península pidiendo agilidad al ministerio. En cualquier caso, los inmigrantes saben que no saldrán de España en unos años. Nada más saltar la valla, rompen su pasaporte para que no sepan de su procedencia y las autoridades no puedan deportarlos. Objetivo conseguido. Ahora podrán, al menos,  buscar un futuro algo mejor.