Tras 15 días en el hospital después de haber recibido su trasplante de médula, Pablo Ráez continuará aislado allí dos semanas más, aunque sigue tan fuerte como el primer día de su larga lucha contra la leucemia. "Valoro mucho estar bien porque sé lo que es pasarlo mal y estar mal", explica.
Pablo se refiere a la primera vez que el trasplante no funcionó, y es que desde entonces su lucha ha traspasado las puertas de su habitación y se ha convertido en todo un fenómeno.
Su reto es visibilizar de las consecuencias del tratamiento contra la enfermedad, y sobre todo, conseguir un millón de donantes de médula ósea en España, y para ello pide "que esto no se pare aquí porque yo ya tenga médula".
Donar médula es similar a donar sangre, y es que 4 de cada 5 donantes lo hacen sólo a través de una máquina que filtra las células madre sanas que después servirán para el paciente enfermo.
Solo el 20% de quienes donan médula tienen que pasar por el quirófano, donde se someten a una pequeña punción en la cadera. Una intervención poco dolorosa y de riesgo mínimo.