Jose Enrique es una de las personas que recoge su carro de comida en un banco de alimentos, sobretodo lleno de yogures, leche y embutido. "A mí me da igual comer o no, lo quiero para mis hijos", asegura. Pero, desde hace meses las lentejas, el arroz o los garbanzos quedan fuera del reparto. Cada vez más gente pide comida que no se cocine para no gastar luz porque la crisis ha empujado un nuevo sector, el de los pobres energéticos. "Exigen muchas veces alimentos que no haga falta cocinar porque carecen de luz o agua", asegura el presidente del Banco de Alimentos de Valencia, Jaime Serra.

Cada vez más familias no pueden pagar la comida ni la luz para poder cocinarla. Pero la situación de Gloria es muchísimo peor. La falta de trabajo y la subida de las facturas le ha llevado a vivir en un coche, por lo que está condenada a sufrir el frío y no tiene recursos y mucho menos se puede permitir llevarse comida caliente a la boca. "Gracias a mi suegra puedo comer caliente cada día con mis hijos, yo estoy viviendo en la calle y no puedo hacer comidas", señala.

Cruz Roja también ha empezado a adaptar los productos que reparte a las nuevas necesidades de las familias. Estos días ha comenzado a repartir 20 millones de kilos de alimentos, productos poco perecederos y de fácil preparación. Muchas familias se ven obligadas a elegir entre comer o pagar las facturas. La crisis les ha empujado a un nuevo sector: el de los pobres energéticos.