Jesús María Menéndez Suárez, conocido como Padre Chus por los feligreses, había sido párroco, hasta ser suspendido, de Castiello de la Marina, en Villaviciosa, y anteriormente de otras localidades asturianas como Tazones, Argüero y Oles. Además, había ejercido como profesor de religión y regentado una casa de acogida para extranjeros con dificultades en Gijón.

Según informa el arzobispado de Oviedo, todas sus funciones sacerdotales han quedado suspendidas y se le ha dispensado del celibato por los delitos de los que se le acusaba, "entre los que se encontraban la grave conducta inmoral contra el sexto mandamiento del Decálogo y el abuso de menores, según las normas canónicas vigentes (menos de 18 años)".

En un comunicado, el arzobispado ha señalado que desde el primer momento en el que tuvo conocimiento de las acusaciones que pesaban sobre el citado sacerdote, hace más de dos años, procedió a realizar una investigación previa hablando con él. Posteriormente, se entrevistó con las víctimas y testigos y recogió pruebas que, junto con las conclusiones de investigación fueron enviadas a la Congregación para la Doctrina de la fe.

Esta institución, que se encarga de la asuntos de disciplina de los sacerdotes, "en vista de la gravedad de los hechos denunciados" autorizó en junio de 2014,la imposición de una serie de medidas cautelares previstas en el Derecho Canónico para asegurar la buena marcha de la investigación y del proceso administrativo penal. El pasado 20 de febrero, la Congregación para la Fe emitió un decreto por el que se solicitaba al Santo Padre la aplicación del "Motu Proprio Sacramentorum Sanctitatis tutela" y el 6 de marzo, el Papa procedió por tanto a la expulsión del estado clerical del Padre Chus, decisión que ya le ha sido notificada.

En el comunicado se asegura que se han salvaguardado "en todo momento el derecho de protección de las víctimas, el derecho de defensa del sacerdote acusado y su presunción de inocencia hasta el dictamen final de la Santa Sede".