La menor estaba jugando en esta zona ajardinada, próxima a la carretera de Canillas, cuando el secuestrador la convenció para que se subiera en su coche. En ese momento, comenzó el recorrido hasta este descampado, junto al estadio de la Peineta, pero no fue directo.

Según cuenta el país, antes de llegar a su destino, el pederasta hizo una parada en una tienda de alimentación. Aparcó en segunda fila, cerró el coche con la menor dentro y entró a comprar un producto de la zona de droguería.

Cuando vio que había una cámara la zona de caja, se puso de perfil para no ser identificado, pagó sin mediar palabra y se marchó. Una cámara habría sido de gran utilidad para la investigación si hubiera estado grabando, pero los dueños solo la utilizan para disuadir a los ladrones.

La Policía cree, en esta ocasión, el secuestrador actuó de forma improvisada. La Policía está rastreando la zona para ver si alguna cámara pudo grabarle a él o a su coche, pero de momento no tienen nada. Lo que sí han recibido, según la Comunidad de Madrid, son 20 llamadas con pistas fiables sobre el pederasta en apenas 48 horas.