Uno, dos, tres. Consulta, quirófano y un par de minutos para respirar. Los correteos en los pasillos de un hospital, actividad espídica donde las haya, desvelan el ajetreo en el que viven -y con el que conviven- los profesionales sanitarios. Busca, urgencia, una llamada para despertarte en mitad de una guardia de 24 horas. El día a día.
Puede que trabajar contrarreloj y con la presión que la vida supone, en todo el esplendor de la palabra, es lo que consiga que los sanitarios puedan desarrollar su trabajo casi bajo cualquier circunstancia. Porque están acostumbrados a ello. Porque los entrenaron para aprender a salvar vidas así.
Y eso, todo eso, que es uno de los pilares de la sanidad española, es mérito de la Formación Sanitaria Especializada. Esto es: del MIR, el programa de especialización para médicos internos residentes. Pero también del EIR -de enfermería-, del FIR -farmacia-, del PIR -psicología-, del QIR -química-, BIR -biología- y FIR -física-. Una sopa de siglas que da forma a nuestra sanidad. Casi nada.
El sistema MIR lleva funcionando en nuestro país desde la Transición y que suscita envidias en Europa. Ahora, la guerra es total
Todo forma parte del mismo engranaje, que lleva funcionando en nuestro país con suma precisión desde la Transición y que suscita envidias en Europa. Y, sobre todo, que estos días se enfrenta a su mayor revolución, al menos en su vertiente más popular: la elección de plazas para los médicos internos residentes, o los MIRes, como se conocen coloquialmente. La guerra es abierta y total.
Una guerra abierta con Sanidad
Puede que el momento más crítico por el que ha pasado el MIR en las últimas décadas sea ahora. Con la pandemia sobrevolando, los futuros especialistas que se han examinado en la convocatoria de este año (fue en el mes de marzo) están en pie de guerra con la ministra de Sanidad, Carolina Darias, y con los responsables de Ordenación Profesional, la dirección general que organiza el sistema.
El problema: el cambio de analógico a digital. Sanidad ha cambiado el modelo de asignación de plazas MIR y, por primera vez, se adjudicarán todas ellas en un solo día, siguiendo una estructura similar al de elección de plaza universitaria.
Los futuros residentes han de rellenar un formulario con sus preferencias de plazas en un listado, y, cuando tengan todas, el Ministerio publicará un documento con la relación de plazas adjudicadas. Hasta este momento siempre se había hecho de manera escalonada y presencial y los MIRes elegían conociendo las plazas que quedan pendientes de adjudicación. Ahora, lo harán a ciegas, pues no será en vivo.
El cambio del presencial al telemático hace que los médicos escojan plaza a ciegas
"Clásicamente, el sistema permitía ver la información en tiempo real y se podía ir eligiendo las plazas y destinos en función de lo que iba quedando libre. Esto, además de ser garantista y más transparente, permitía a la gente llevar una buena conciliación familiar e ir decidiendo y ajustando las preferencias en función de la vocación de especialidades que quisieran llevar a cabo", explica en conversación con laSexta Alejandro Cuéllar de la Rosa, portavoz de FSE Unida, la asociación bajo la que se han reunido los afectados. "Con el sistema actual, de imposición de un turno único de introducir 8.000 opciones en las propias listas se produce una merma en los derechos: la gente no sabe qué va quedando libre y no puede ir recalibrando sus opciones".
Puede parecer sencillo, pero el embrollo enraíza profundamente y tiene pocos visos de poder llegar a una solución amistosa entre las partes. Con el reloj en su contra, porque la fecha límite está clara: antes del verano. Tic, tac.
Para comprender las implicaciones de una decisión que a priori puede parecer bien trivial hay que conocer qué es un MIR. En pocas palabras: un médico graduado, que ha aprobado la oposición para acceder a una plaza en el sistema público en la que ejercerá mientras se forma en una especialidad concreta.
Es decir: son médicos, sí, pero sin formación específica en ningún área de la medicina. Pero al ser profesionales, esta especialización es pagada, porque ellos efectivamente ejercen su trabajo.
Cada especialidad, un mundo... y un sueldo
El método de formación es sencillo: los internos escogen especialidad en un centro concreto de todo el sistema nacional de salud, en el que continuarán durante los años que dure su residencia, guiados por médicos adjuntos y tutores que les muestran la profesión desde dentro. De la especialidad elegida depende la duración del sistema: no es lo mismo hacer medicina del deporte (3 años) que cirugía pediátrica (5 años).
Cada especialidad tiene una duración determinada
Tampoco se paga igual: por comunidades autónomas hay una diferencia salarial de hasta 3.000 euros anuales, pues las competencias están transferidas a cada gobierno regional. Actualmente la media de España está en 1.204 euros para los residentes de primer año, 1.294 para los MIR de segundo año, 1.412 para los del tercer año residencia, 1.530 para los de cuarto y 1.638 para los del quinto año.
Casi 8.000 plazas para 14.000 aspirantes
¿Y cómo se escoge todo esto, todo lo que regirá el futuro más inmediato, todo lo que determinará qué tipo de médico es uno? El examen MIR, que proyecta la especialidad y centro sanitarios en los que los nuevos médicos residentes continuarán formándose. Es un embudo en el que no hay vuelta atrás.
Es una oposición en la que cada año se ofertan un número determinado de plazas para el sector público y que, dada la avalancha de aspirantes, funciona como un método de ordenación para elegir especialidad y destino.
Un MIR no obtiene una nota, sino un número de orden, en función del número de aciertos y errores. El número 1 de cada convocatoria escogerá el primero… y sucesivamente
Esto es: un MIR no obtiene una nota, sino un número de orden, en función del número de aciertos y errores. El número 1 de cada convocatoria escogerá el primero… y sucesivamente. En 2021, concurrieron 14.425 graduados en Medicina para las 7.989 plazas ofertadas, unos pocos menos de los que se presentaron el año anterior. Así, siempre, hay muchos aspirantes que se quedan fuera.
Las ventajas de lo telemático frente a lo presencial
El cambio llega ahora con lo digital. "El sistema telemático es un sistema que se tiene que implementar desde hace años. No lo hemos hecho para fastidiar a nadie. Se hizo el año pasado sin ninguna incidencia en el resto de especialidades", explican, según ha podido saber laSexta. "El hecho de que sea uno el número 2 o el 500 del MIR, para ser justos con sus méritos, es importante. Ordenas tus preferencias, y si ninguna te da pues repites, nos presentamos el año que viene y mejoramos nota".
"Esto no depende del presencial o telemático", se excusan. "Tenían 10 minutos, nadie venía con 8 mil opciones. El método no tenía nada que ver. Este sistema es el que se utiliza en toda la Administración general del Estado. Es así en todos los procesos selectivos de la administración. Todos los profesores, abogados del Estado… todos hacen su aplicación telemáticamente. No es nada nuevo. Los mismos aspirantes lo utilizaron cuando se les dio plaza en la Universidad para cursar Medicina", se defienden.
Sanidad recomienda que el aspirante escoja tantas plazas como número de orden, si no algunas más ante los posibles recursos de alzada, según ha podido conocer esta cadena. "Ahora hay que pensar qué quiero ser, no qué me dan. Es un pensamiento distinto, y esta es la diferencia. Explicarme conmigo mismo, mi familia, mis amigos qué es lo que quiero ser de verdad. Es mucho más potente. No es el mismo nivel de pensamiento", se defienden.
El problema de posibles vacantes
"Es inhumano e incapaz poder ordenar siete mil plazas", critica Alejandro Cuéllar, de FSE Unida. "Al final se produce un problema con la adjudicación: durante dos semanas se introduce la lista de preferencias, y un día saldrá un documento que diga ‘se te ha adjudicado la opción 2.824 de tu lista’.
Una persona lo ha puesto en la lista, pero entre los aspirantes puede ser una opción de relleno, porque el ministerio dice que en caso de que el aspirante haya terminado con su lista antes de poder coger plaza con su número, se considera de manera unilateral que no quiere hacer ninguna otra especialidad de las que quedan vacantes. La gente hará listas largas, con relleno, con el objetivo de poder hacer alguna especialidad, aunque sea una especialidad que realmente no quieren y que queden vacantes", se lamenta.
En cifras de los afectados, calculan que pueden quedar hasta 2.000 vacantes. "Este sistema te adjudica inmediatamente una plaza que hayas introducido, sea la 2800, 4500 o la 7224. Y a diferencia del sistema clásico en tiempo real, una persona no puede decidir si quiere cambiar de plaza o si decide no elegir ninguna y volver a presentarse", insiste.
"Esto da lugar a que se queden hasta 2.000 plazas vacantes durante 5 años en el Sistema Nacional de Salud, y se genere un colapso: en hospitales, en centros de salud, un aumento de las listas de espera, quirúrgicas, de consulta… ya que aunque el personal MIR no es personal estructural del sistema, sí es indispensable para contener toda la carga asistencial que existe", ahonda Cuéllar.
A sus ojos, al ir elegir en tiempo real -"es nuestra reivindicación: el tiempo real", aducen-, podía decidir qué opciones había y en caso de no escoger esa plaza permanecía en el pool de las ofertadas para que un compañero con un número inferior pudiera conseguirla. "Con el sistema actual, se te adjudica un día una plaza y esa plaza, aunque la rechaces, se queda vacante y no es aprovechada durante esos 5 años con las consecuencias que tiene".
"El examen más importante que hay en sanidad"
Fuentes del ministerio reconocen a laSexta que el MIR es el "examen más importante que hay en sanidad". "El sistema de formación sanitaria especializada se realiza con sistema de residencia en todos los países de la UE". Quizás eso dé perfectamente la medida de lo que se ha montado con el cambio de lo analógico a lo telemático en el proceso de selección.
Este mismo martes, día 25, los aspirantes a MIRes han convocado una manifestación presencial frente al Ministerio de Sanidad. Es el último paso en unas protestas que han ido desde contratar mariachis a modo de performance para que tocaran a las puertas de la sede ministerial, a las múltiples reuniones con el director general de Ordenación Profesional, Vicenç Martínez, en busca de un acuerdo que no ha llegado.
El Ministerio aduce que hacerlo así mejora la eficiencia y la eficacia
Desde Sanidad se defienden de las medidas que han tomado para que esta elección sea telemática este año y no plantean volver al modelo anterior. "La pandemia no está todavía acabada y mucho menos en gente joven", alegan fuentes del ministerio, según ha podido saber laSexta. "Entendemos perfectamente que delante de las dudas por el cambio de metodología, pero tenemos que hacer el bien de la eficiencia, de la eficacia", alegan.
"Ganamos la mitad de tiempo para la incorporación de los residentes (que será a mitad de junio, no en septiembre). Y así, tampoco, no se solapan con los residentes anteriores. Si lo hiciéramos de otra manera se solaparían 6 meses con los residentes siguientes".
Somos una generación nativa de internet: pedimos que se garanticen nuestros derechos con una elección en tiempo real. Telemático, pero en tiempo real
Los afectados, por su parte, tienen muy clara su reivindicación: "Lo que pedimos es una elección en tiempo real, que se asemeje a la elección clásica. Somos una generación nativa de internet: pedimos que se garanticen nuestros derechos con una elección en tiempo real. Presencial se puede hacer, pero, si no, telemático. Pero telemático en tiempo real", insisten desde FSE Unida.
Toda la profesión médica, en contra
Por su parte, la profesión médica reclama a Sanidad que "recapacite" el nuevo modelo MIR. Así lo comunicó el Foro de la Profesión en los últimos días, tras alertar del riesgo de que muchas plazas queden desiertas en una elección no consensuada. "Los responsables ministeriales no han ofrecido ninguna solución que permita llevar a cabo un proceso de elección en tiempo real y con todas las garantías".
Esto no es baladí: el Foro de la Profesión Médica está formado por el Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos, la Federación de Asociaciones Científico Médicas de España (Facme), la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM), la Conferencia Nacional de Decanos de Facultades de Medicina y el Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina.
Sindicatos, asociaciones profesionales y los propios implicados ya se han manifestado en contra de la medida. El Ministerio, de momento, defiende su postura. Está por ver en qué queda la guerra de uno de los puntales de nuestra sanidad, y un método por el que suspiraba media Europa.
Un sistema envidiado
El método español de formar a médicos siempre se miró con ojos de asombro en el mundo. Lo contaba uno de los primeros médicos que se hizo cargo del sistema de residencia, el profesor José María Segovia de Arana, quien, a su vez, contribuyó a la creación de la especialidad de Medicina de Familia en la sanidad española.
Sucedió en los primeros instantes de los 90. En aquel entonces, el socialista José Antonio Griñán estaba al frente del Ministerio de Sanidad. Citó en Madrid a los directores de los hospitales de la Comunidad para ponerles sobre aviso: venía de una reunión en París, con todos sus homólogos europeos, y le habían confesado cómo envidiaban dos cosas especialmente de la medicina española: la Organización Nacional de Trasplantes (ONT)... y el sistema MIR.
A Griñán, cuando era ministro de Sanidad, le confesaron sus homólogos europeos cómo envidiaban la ONT y el sistema MIR
"Este sistema nos ha permitido durante muchos años formar especialistas de muy alta calidad, por lo tanto, los resultados muy buenos", sonríe en conversación con esta cadena María Josep Cerqueira, médica especialista en Ginecología y Obstetricia y presidenta de la Sociedad Española de Formación Sanitaria Especializada (SEFSE).
Es más: "El hecho de que haya residentes en formación en los centros sanitarios dinamiza los propios centros y ayuda a mejorar la asistencia sanitaria", considera Cerqueira, que también es miembro del Consejo Nacional de Especialidad en Ciencias de la Salud.
"Es un sistema con resultados excelentes que se mantiene, sobre todo, por la ilusión de los residentes y la voluntariedad y vocación docente de todos los que participan en su formación", resume María Josep Cerqueira, "pero adolece del soporte suficiente por parte de toda la estructura": "Hay una falta de reconocimiento y respeto a los docentes, tanto a los especialistas en general que participan en la formación, como, sobre todo, a los tutores, que no tienen tiempo específico reconocido de manera efectiva dentro de su jornada, ni un reconocimiento suficiente del trabajo que realizan".
Las desventajas son una falta crónica de recursos: nunca se ha dotado al sistema de recursos y por tanto ha sido deficitario. Y con recursos hablo tanto de dinero como de tiempo"
Para la especialista, existe también una tendencia a la centralidad que no beneficia a los resultados. "El Ministerio mantiene todas las competencias pero no tiene capacidad para desarrollarlas, de tal manera que tenemos programas formativos que son tremendamente antiguos, algunos de los años 90, como Anestesia o Medicina Intensiva, y los otros se renovaron en 2008, pero también habría que volverlos a leer, porque no son lo suficientemente dinámicos. No existe una estructura de soporte docente para los centros".
Historia del MIR, de la mano de la Transición
Fue con la llegada de la democracia cuando la sanidad española dio su gran salto y se convirtió en en una fábrica de crear profesionales del más alto nivel. El aparataje jurídico que acabó alumbrando el MIR y la regularización normativa de la formación de los médicos especialistas españoles arranca con la ley de 20 de julio de 1955, que empieza el sistema de internado y residencia en 1966.
Al principio, en España existían 32 especialidades. Después, fueron 51
Ya en democracia, en España el Real Decreto de 1978 otorga el reconocimiento de las comisiones nacionales de las especialidades. Posteriormente, en el estatuto del residente de 2006, se desarrolla la relación laboral de residencia de los especialistas en ciencias de la salud. Ya en 2008, otra vez mediante un Real Decreto, se clasifican las especialidades y se desarrolla el sistema de formación sanitaria especializada que conocemos hoy en día.
Fuentes del Ministerio de Sanidad puntualizan a laSexta que, al principio, se establecieron 32 especialidades. Los primeros hospitales que acogieron ese primer sistema de residencia fueron el de Basurto(en Bilbao), Valdecilla (Santander), La Santa Creu i Sant Pau (Barcelona) y el Jiménez Díaz y la Clínica Puerta de Hierro (Madrid).
En los 80, en cambio, se diversifica aún más, con 51 especialidades regladas. La diferencia a nivel jurídico es que "la responsabilidad de la formación de los médicos no recaería en Sanidad, sino en Educación", puntualizan desde la cartera dirigida por Carolina Darias. De hecho, es el Ministerio de Educación quien sigue manteniendo la competencia de emisión del título de especialista, a propuesta de Sanidad.
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