Según ha informado el Ministerio de Interior, los miembros de la organización usaban las mochilas de colegio de sus hijos pequeños para, junto con ellos, trasladar y entregar la heroína al distribuidor final en contacto directo con los consumidores en la localidad murciana de San Pedro del Pinatar.

Los líderes de la organización, dos personas de origen magrebí residentes en San Pedro del Pinatar, se encargaban de contactar con los proveedores de heroína, asentados en los Países Bajos, que trasladaban la droga a Murcia en vehículos con compartimentos practicados en el chasis de difícil acceso y sofisticados sistemas de ocultación.

Los agentes identificaron a otros miembros de la organización, tres hombres y dos mujeres, todos ellos de nacionalidad marroquí, cuyo rol consistía en la recepción de la partida de estupefaciente en Murcia y su ocultación en domicilios de seguridad.

Cuando toda la heroína era vendida, un miembro de la organización en España se desplazaba en avión a Holanda con grandes cantidades en efectivo en su equipaje, individuo que fue detenido con 18.500 euros en efectivo el pasado mes de abril en el aeropuerto holandés de Rotterdam.

En la primera fase de la operación se interceptó en la localidad de Lo Pagán (Murcia) una furgoneta con matrícula holandesa que tenía un doble fondo en uno de los laterales, del que se extrajeron 20 paquetes rectangulares que contenían aproximadamente diez kilos y medio de heroína.

Los agentes detuvieron entonces a cinco personas: a los tres ocupantes del vehículo, marroquíes con nacionalidad holandesa, a uno de los jefes de la organización y a otro de los integrantes encargado de almacenar la droga.

Tres días después los investigadores interceptaron en San Pedro del Pinatar un segundo vehículo con matrícula alemana, al que se le había extraído uno de los airbags delanteros para ocultar en el hueco sustancia estupefaciente.

La tercera fase de la operación permitió la detención de otro de los integrantes de la organización, encargado de los contactos con los distribuidores finales y dueño de una carnicería en San Pedro del Pinatar, que utilizaba este comercio como tapadera para reunirse con distintos distribuidores y compradores de heroína.

La operación culminó con el arresto en Tarragona de los dos últimos miembros de la organización, uno de los cuales era el encargado de transportar vía aérea hasta Holanda el pago por la heroína.