Unos ladrones irrumpieron en la iglesia Santa María Magdalena, de la ciudad italiana Castelnovo Magra, para llevarse 'La Crucifixión', una pintura de Pieter Brueghel el Joven, un artista flamenco del siglo XVII.
La obra de arte se encontraba en una de las capillas laterales del templo, en la que los delincuentes tuvieron que romper una mampara de protección de cristal para acceder a la obra. Tras sustraer la pintura, escaparon en un coche.
"Han hecho un buen destrozo", se lamentó el párroco Alessandro Chiantaretto, quien aseguró que en el momento del robo no se encontraba en la iglesia. El alcalde de la ciudad, Daniele Montebello, declaró a los medios que perder el cuadro era "un duro golpe para la comunidad".
Sin embargo, las declaraciones de ambos formaban parte del plan de la Policía. Los agentes les habían revelado previamente que la obra de arte que desapareció no era la original, sino una copia.
La pintura 'La Crucifixión', donada al templo hace más de 100 años, había sido ocultada un mes antes, cuando sospecharon de un posible robo. "Corrían rumores de que alguien podía robar el trabajo, por lo que la Policía decidió ponerlo en un lugar seguro, reemplazarlo con una copia e instalar algunas cámaras", dijo el alcalde.
Aunque el número de robos de arte en Italia se redujo de 906 a 449 en ocho años, el país sigue siendo el mayor mercado de arte robado debido a su abundancia de obras valiosas.
Hace tan solo unas semanas esta misma unidad de Policía le devolvió a México casi 600 exvotos, pequeñas piezas de madera y tela pintadas entre el siglo XVIII y el XX por artistas anónimos, y robadas entre 1960 y 1970 de varios lugares de culto del país azteca.
Todas fueron halladas después de una larga operación que empezó en el 2016 y que involucró también múltiples gestiones diplomáticas. Otros tantas obras han sido restituidas, en los últimos meses, a Bélgica, Austria y Francia, entre otros países.