Protagonizan la película que dirigen sus propios compañeros. Es un curso de imagen y sonido impartido a las puertas del centro de estacia temporal de inmigrantes.

Dim lleva tres meses viviendo aquí y este es su segundo taller: "Cuando estás aquí dentro piensas mucho. El curso es una forma de adquirir conocimientos".

Fustin es el último en llegar. Aquí consigue dejar a un lado la dura realidad, "para olvidar los problemas y pensar en mi porvenir". Ambos no renuncian a su sueño de convertirse en actores, "como Denzel Washington o Rambo".

La ONG Melilla acoge se encarga de impartir cursos en el CETI. Nos cuentan que los inmigrantes "son supercreativos y nos aportan muchas ideas. Aprendemos más nosotros de ellos que ellos de nosotros". Iniciativas de voluntarios que hacen más fácil el día a día de los inmigrantes.

Sayu saltó la valla hace tres semanas. Llevaba dos años intentándolo escondido en el monte Gurugú: "Tardé mucho tiempo en llegar aquí. Allí no hay trabajo, nada que comer y tenemos problemas con la policía". Todavía nos enseña sus heridas. Lo ha pasado tan mal que ahora ve su estancia en el CETI como un alivio: "Duermo y como bien".

Pero las ONG denuncian que las condiciones son precarias. Están hacinados en un CETI con más de 1.300 inmigrantes, cuando su capacidad es sólo para 490. Desde hoy, la Cruz Roja ha tenido que sustituir las tiendas de campaña temporales por unas permanentes. Mientras, ellos buscan como sea no olvidarse de sonreir.