Sin responder a las preguntas de los periodistas y mirando fijamente al suelo, es como entraba Sergio Morate a los juzgados de la localidad rumana de Lugoj, donde se ha sometido a un careo con su amigo y supuesto cómplice.

Las autoridades rumanas buscan esclarecer la posible participación de Itsvan en los hechos. Él confiesa que es inocente "yo no sabía de lo que el había hecho y en ningún momento lo he estado escondiendo", explica Itsvan. También cuenta que Sergio le ha exculpado durante el careo y que en los calabozos le pidió perdón, "el reconocío que no tengo nada que ver con el y que yo no sabía nada".

Itsvan, en libertad con cargos, acogió en su casa al presunto asesino de Marina y Laura tras huir de España. Asegura que cuando Morate le contó que había matado a las chicas, él pensó que estaba bromeando y que por eso no llamó a la policía.

Los dos sospechosos han dado la misma versión ante el juez. Lo que está por ver es si podrían haberse puesto de acuerdo. Ambos compartieron calabozo tras su detención, "es muy posible que haya habido un pacto entre ellos en el calabozo", afrima el criminólogo Ricardo Bagaz.

Según su abogada, Sergio teme por su vida y por eso ha pedido al juez que no apruebe su traslado a España. Una petición que podría retrasar la entrega.

El coche que Sergio utilizó para darse a la fuga está bajo custodia policial. Los investigadores buscan cualquier resto que pueda servir como prueba en el caso.