El asesinato de dos mujeres en el municipio de Chalchuapa, en El Salvador, levantó todas las sospechas sobre Hugo Ernesto Osorio Chávez, un expolicía residente en la localidad, a 73 kilómetros de San Salvador.
Sin embargo, en el registro de su domicilio los agentes hallaron algo insospechable. Hugo Ernesto Osorio escondía en una fosa más de 10 cadáveres. Una cifra que, según confesó el sospechoso, se elevaría a los restos de 40 personas asesinadas.
La Fiscalía y el Instituto de Medicina Legal de El Salvador ya han extraído parte de los restos de 14 personas supuestamente asesinadas por el expolicía para identificarlas mediante pruebas genéticas.
El Ministerio Público ha asegurado que algunos de los cadáveres tenían "evidencias de haber sido asesinados hace dos años" en la vivienda del detenido, y explicó que con esta investigación se podrán esclarecer "casos de personas que habían sido reportadas como desaparecidas" en el municipio de Chalchuapa.
Según reportes de la prensa local, las autoridades salvadoreñas indican que Osorio actuaba por "desviaciones sexuales" y también cometía homicidios por "encargo".
El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, ha expresado en un hilo de Twitter que los asesinatos cometidos por el acusado podrían aumentar y que se trata de un miembro de la Policía Nacional desde 1997 hasta 2005. "Pasará al menos 100 años en prisión por los delitos sobre los que ya tenemos pruebas contundentes", ha expresado.
La casa en la que se han encontrado los cuerpos y que ha centrado la mirada de la sociedad salvadoreña en los últimos días, se encuentra en una zona aislada y cerca de un amplió cultivo de caña. Según el Ministerio Público, allí se han encontrado "siete fosas más donde se presume este asesino enterró a otras víctimas".
La noticia ha conmovido a miles de personas y a los medios del país, que han tratado de acercarse a los aledaños del domicilio. Sin embargo, las autoridades han ampliado el perímetro de seguridad.
El ministro de Seguridad salvadoreño, Gustavo Villatoro, negó en una entrevista a televisión que este caso represente el patrón de las desapariciones en el país, dado que "tienen diferentes aristas", y aseguró que la población salvadoreña se encuentra "frente a un psicópata cuyo su fin no era hacer desaparecer": "Su fin era satisfacer sus apetitos sexuales y luego, según él, borrar las evidencias".
El documento "Desaparición de Personas en El Salvador", de la Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho (Fespad), da cuenta de que en ese lapso la Policía Nacional Civil (PNC) recibió 12.495 denuncias, pero el dato de la FGR fue de 22.307.