En La Iglesuela, un pequeño pueblo ubicado en Toledo, familiares, amigos y vecinos esperan impacientemente la llegada de Miguel Pajares. En este municipio nació el religioso de 75 años que, según se anunció el pasado martes, padece la enfermedad del ébola.
Después de horas de tensión y desconcierto, el Ministerio de Sanidad afirmaba la repatriación del hermano Pajares a España. Sin embargo, todos en el pueblo son conscientes de que, pese a su vuelta, la situación de Miguel sigue siendo realmente complicada.
“Tenemos fe. Tiene que luchar, que luche no sólo con él, sino que sirva esta enfermedad para que despierte el resto de la humanidad”, explica Emilio Pajares, sobrino del misionero español.
Los familiares están recibiendo información desde la ONG Juan Ciudad, organización para que trabaja una de las sobrinas de Miguel y que anunció que el sacerdote había sido contagiado finalmente por el virus del Ébola. Los familiares de Miguel agradecen el gesto y piden que también se repatrie al resto de los miembros de la ONG.
El misionero español pasó en La Iglesuela su niñez. Visita el lugar muy a menudo. La última vez, hace dos meses. Cuando pasa unos días en el municipio, él mismo celebra las misas. Algunos incluso recuerdan su labor como profesor en los colegios del pueblo.
El próximo mes de septiembre Miguel tenía previsto instalarse definitivamente en su pueblo natal. Sus vecinos, que le conocen muy bien, también están deseando verle en España.
“Un hombre muy majo al que queremos mucho en este pueblo. Estamos todos preocupados”, asegura uno de los vecinos de la localidad.
Desde la ONG, por su parte, están a la espera de saber cuándo llegará Miguel. Las negociaciones, aseguran, están siendo muy complicadas. Por esta razón, no quieren hacer declaraciones de momento. Mientras, lo único que espera su familia ahora es un milagro.