Los vecinos del pueblo leonés de La Magdalena (550 habitantes) ha recogido casi 1.500 firmas para exigir la expulsión del cura, José Riesco, tras negar este la palabra a familiares y amigos en el funeral de un joven de 24 años fallecido en un accidente de tráfico.
Según el argumento de la campaña iniciada en la plataforma Change.org, el sacerdote impidió a dos personas muy cercanas al joven fallecido hiciesen uso de la palabra, a modo de despedida, durante el funeral. Además, al margen de esta cuestión puntual, los feligreses le achacan malas formas y falta de empatía en su forma de gestionar la parroquia y critican su carácter "antipático".
Por su parte, Riesco ha alegado que todo se debe a un malentendido y ha precisado que en los funerales solo pueden hablar los sacerdotes durante la homilía, además de recordar que la novia del fallecido dijo una palabras al final del funeral, que es momento en el que pueden hablar los feligreses.
Pese a esas críticas, el Obispado de León ha expresado su apoyo al cura y ha avanzado que no tomará ninguna medida disciplinaria hacia el sacerdote, ya que entiende que esa cumpliendo con su cometido como párroco de forma satisfactoria.
El Obispado ha lamentado la polémica generada, ha insistido en que los hechos son sencillos de comprender y ha recalcado que el párroco siguió en todo momento el protocolo eclesiástico, al tiempo que ha pedido comprensión a la familia y amigos del fallecido