Markel tiene la piel de mariposa, el mínimo roce le provoca heridas e infecciones y aunque necesita ayuda para todo, la Diputación de Guipúzcoa le ha rebajado la categoría de dependiente y pasa de cobrar 500 euros al mes a 300. Markel no puede ni abrocharse los botones ni abrir puertas o cajones. Según la Diputación, los médicos han valorado que Markel es ahora más autónomo, algo que niega su madre. No tiene trabajo ni ingresos fijos y los tratamientos, dice, son muy costosos.