"Dale fuerte", "con dos cojones" o "dale otra vez": son algunos de los vítores y jaleos que se puede escuchar pronunciar a algunos jóvenes en los vídeos difundidos del ataque de una narcolancha a una patrullera de la Guardia Civil el pasado viernes. Los narcotraficantes que embistieron la patrullera en un ataque que acabó con la vida de dos agentes en el puerto de Barbate, ante la mirada de varios ciudadanos que elogiaban la actuación de los delincuentes sin esperar el trágico final.

Los ánimos de algunos vecinos a los narcos han provocado una senda reflexión sobre cuál es el pensamiento de los jóvenes de la zona sobre el problema del narcotráfico en el campo del Estrecho.

"Es una vergüenza para Barbate; no saben hacer otra cosa desde chiquititos... lo están mamando", comentan algunos vecinos de Barbate al escuchar sus voces. Según Pablo Gutiérrez, profesor de Literatura de Sanlúcar de Barrameda, el motivo está claro: "Se ha romantizado la figura del narco como un navegante épico que arriesga su propia vida y su libertad para conseguir un beneficio para sí, pero también para su comunidad y su familia. Esa figura idílica resulta muy atractiva no solamente para los jóvenes".

"Hay determinadas familias, determinados núcleos dentro de esos pueblos donde la cultura es la de venerar al narco, donde se ve el dinero fácil, donde solo se habla de narcolanchas y los guardias civiles son el enemigo. En el momento en el que se ve al enemigo prácticamente acorralado, lo que ves es una oportunidad para mofarse de ellos", ha explicado Andros Lozano, autor del libro 'Costo, las leyes del Estrecho'.

En los 260 kilómetros de la costa de Cádiz se han incautado en los últimos cinco años casi 1.700 toneladas de droga y se ha investigado o detenido a cerca de 20.000 personas. La cifra es prácticamente idéntica a la población que tiene Barbate: 22.800 habitantes.