Aunque estos rescatadores tienen una amplia experiencia en el mundo animal, el caso que tenían ante sí era "verdaderamente duro", según describe el fundador de Wildlife Friends Foundation Thailand (WFFT), Edwin Wiek.
Al llegar al lugar pudieron ver al mono encerrado en un oscuro agujero dentro de una pared que estaba cercado con unos alambres. El animal, al que llamaron Joe, no había salido de ahí en 25 años.
En ese pequeño hueco entre dos casas, Joe había sobrevivido gracias a los alimentos y agua que le habían proporcionado algunas personas. Además, los excrementos y la basura se amontonaban bajo sus pies mientras su masa muscular se veía consumida por la incapacidad para moverse.
Cuando por fin le sacaron de ese oscuro agujero "del infierno", que es como lo llamaron, Joe parecía saber que su sufrimiento llegaba a su fin y se tranquilizó al ser cubierto con una manta.
El animal ha ido recuperando poco a poco la libertad que nunca tuvo y desde la fundación esperan que, dado que pertenece a una especie que alcanza los 35 años de vida, pueda pasar los últimos de la misma de manera digna.
El hasta entonces dueño del animal, culpable de su abandono, explicó, tras ser localizado, que lo abandonó en 1991 porque no podía pagar las cuotas de los zoológicos locales.