La pesadilla de Ruth Ortiz empezó en el parque en el que José Bretón aseguró haber perdido a los niños. Pero ella siempre sospechó de su relato. Desde entonces, la lucha de la madre no ha tenido descanso.“La familia y yo sabemos que es el responsable de la desaparición, lo que pasa que es más fácil aferrarse que aceptar una cruda realidad”, manifestaba en enero de 2012.
Siguió cada paso de la investigación y llegó a golpear desesperada la puerta de las quemadillas, la finca donde se encontraron los restos calcinados de los pequeños. En pleno proceso sacó fuerzas para enfrentarse a un proceso de divorcio.
Mientras, en el juicio Bretón lo negó todo. Un día después y separada por un biombo, declaró Ruth. Uno de los testimonios más emotivos fue el de la abuela que contó cómo se despidió de los niños el día que Bretón se los llevó.
Pero ni la declaración de culpabilidad por parte del jurado ni la pena de 40 años impuesta por el juez fue suficiente para Ruth Ortiz. “No voy a consentir que los restos de mis hijos permanezcan por más tiempo sin sepultar. Sólo quiero enterrar a mis hijos”, afirmó. Este sábado por fin se cumple lo que llevaba esperando casi tres años.