Si su salud se lo permite, Josefa quiere terminar con la angustiosa espera y presentarse en la cárcel de Tahiche para cumplir condena, asegura que quiere "acabar ya con esto, ya son muchos días con todo lo que hemos luchado. Estoy agotada, no me quedan fuerzas".

No le asusta entrar en prisión, lo que le preocupa, dice, son sus tres nietos que viven con ella. "Mi único deseo es, por el bien de mis nietos, que se acuerden de que estoy en prisión, y que me ayuden a salir de ahí".

Está condenada a seis meses de prisión por no derribar su casa que tiene construida una parte en terreno rural protegido. Pagó la multa, pero se niega a tirar el único techo que tiene su familia si no le dan otra vivienda.

"Sólo quiero que esperen a que mis niños estén protegidos bajo un techo digno, y luego que hagan lo que quieran. Es más, se lo regalo al Gobierno", afirma Josefa. Agotada de luchar, da la batalla de la cárcel por perdida, pero pide que no se olviden de ella y su familia. "Les pido que se acuerden de que estoy ahí por una injusticia", añade.

Al final, los familiares de Josefa han tenido que llevarla al Hospital de Urgencias, para que le hagan un análisis y comprueben su estado de diabetes, por lo que no ha podido ingresar en prisión. Ahora, mientras ella se recupera, se siguen multiplicando las firmas pidiendo su indulto.