Helicópteros de asalto de la Guardia Civil abordan dos buques de grandes dimensiones en Vigo. Cuatro agentes saltan a la cubierta del primero directamente desde la aeronave, mientras otros agentes del segundo buque descienden por una maroma sin ningún amarre. Es un simulacro, pero imprescindible para que los agentes estén preparados cuando se producen situaciones reales.
"Para poder encarar y dar la respuesta adecuada y garantías en el supuesto de que tengamos una intervención en medio acuático", explica José Antonio Fuentes Fernández, comandante de la Guardia Civil.
Portan armas de asalto y equipos de seguridad completos. Aseguradas las zonas más sensibles del barco, comienza el asalto por vía marítima. Los agentes se trasladan entre el movimiento de las olas a una lancha semirrígida. Entrenan como cualquier deportista, pero sus logros apuntan a redes del narcotráfico o cualquier asistencia en el mar.
Galicia registra ahora menos tráfico que en los 90, pero es uno de los principales puntos de entrada del narcotráfico internacional, ahora llegados desde Turquía vía Afganistán. Estos grupos de intervención especial intentan frenar esa tendencia.
Gracias a estos guardias civiles, la seguridad marítima está garantizada. "La interceptación de embarcaciones o buques que puedan transportar sustancias ilícitas como podría ser droga", señala Fuentes Fernández. Y cada día, esta vigilancia es mayor porque los datos apuntan a que la entrada de droga en España está repuntando.
Unidos por el temporal
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