El pleno centro de Calahorra emerge de una ciudad con más de dos mil años de historia. Algunas de las calles de su casco antiguo se encuentran en un importante estado de deterioro. Es una zona pequeña, de menos de dos hectáreas, pero el abandono es total. No hay pavimento; ni siquiera alcantarillado.
"Está todo lleno de pintadas. El suelo levantado, un verdadero desastre", protestan algunos vecinos. Más allá, en la Cuesta de la Curruca, una de las calles más degradadas del casco antiguo, muchas casas permanecen abandonadas y, en algunos casos, en estado ruinoso.
Esta imagen se da a pocos metros de un arco de entrada a la antigua ciudad romana y de una iglesia del Siglo XVI que se halla apuntalada para que no se derrumbe. "El turista que pasa por Calahorra y viene por estas zonas se lleva una impresión lamentable de la ciudad", lamenta Mario Herreros, presidente de la Asociación de Vecinos del casco antiguo de Calahorra.
Los vecinos llevan años pidiendo una solución al Ayuntamiento. Luís Martínez, alcalde de Calahorra, reconoce que existe una zona muy afectada en el Casco Antiguo, pero que no tienen fondos suficientes como para acometer una reforma en la zona.
El Grupo Parlamentario Socialista de La Rioja ha pedido ayuda al Gobierno regional. Mientras llega, las cigüeñas continúan con su vida diaria, ajenas al peligro que corren.
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