Estar borracho y no consumir ni una gota de alcohol. Esto es lo que le pasaba a un hombre de 46 en Estados Unidos, según se ha publicado en New Scientist, revista que ha dado a conocer recientemente el caso.
Todo comenzó en 2011 cuando notó mareos, confusiones, cambios de humor, comportamientos agresivos y, en ocasiones, pérdida de memoria. Ese mismo año tuvo que dejar su trabajo puesto que estos síntomas de embriaguez se repetían constantemente.
Meses antes había tenido una lesión en un dedo, y fue tratado con antibióticos, posible causa de lo que le estaba ocurriendo.
Pasaban los meses, y la cosa iba a más, una mañana fue detenido por conducir bajo los efectos del alcohol. Pese a negarse a hacerse la prueba de alcoholemia, los resultados fueron de 200 mg/dL, lo equivalente a 10 consumiciones de alcohol.
Los médicos no supieron darle una solución, incluso en 2014, un psicólogo le mandó tomar antidepresivos, sin ningún tipo de mejora.
Tras ello, decidió pedir ayuda a expertos de la Universidad de Richmond en Virginia, los cuales se percataron que podría ser consecuencia de la toma de antibióticos. Le detectaron un extraño síndrome el cual su organismo producía grandes cantidades de etanol.
Después de terapias antifúngicas y probióticos el paciente pudo recuperar su vida normal, tras seis años de incredulidad en el que fue considerado como alcohólico.
¿En qué consiste?
También llamado síndrome de fermentación del intestino es un trastorno severo y poco estudiado. Tan solo 100 personas en el mundo lo padecen.
El almidón fermenta y se convierte en etanol. De este modo el cuerpo elabora cerveza debido a que el intestino está colonizado por altos contenidos Saccharomyces cerevisiae, comúnmente conocido como levadura de cerveza puesto que es el hongo utilizado industrialmente para fabricación de esta, el pan y vino.
La consecuencia es un estado de embriaguez constante.