A la hora de transitar hacia una sociedad más verde y sostenible, la economía circular -la que aprovecha los residuos en su proceso productivo y evita la generación de nuevos desperdicios- resulta fundamental. Incorporar el reciclaje y la reutilización en los procesos industriales e innovativos es una de las principales modernizaciones que están llevando a cabo las compañías.
Es por esto que cada vez surgen más iniciativas y empresas tecnológicas que apuestan por convertir la economía circular en una de las columnas vertebrales de su negocio: no solo dándoles una nueva vida, sino buscando nuevos métodos para conseguirlo de una forma más óptima.
Desde el momento en que depositamos un envase de plástico, lata o brick en el contenedor amarillo hasta que llega de nuevo a nuestras vidas con otro aspecto, hay un proceso tecnológico de alto nivel. En eso consiste el proyecto piloto que está desarrollandoPixelabs, en colaboración con Ecoembes.
Inteligencia artificial para distinguir residuos
Esta start-up tecnológica, especializada en inteligencia artificial, ha diseñado un sistema de visión con el que añaden eficiencia a la 'caracterización' de los residuos que entran a la planta de selección de envases, sumando agilidad al proceso.
"La tecnología se basa en un sistema de visión artificial, con varios puntos de control y cámaras que se ubican en distintos lugares: desde la entrada de residuos en planta como luego en áreas de control", explica Alma Pérez, la responsable de comunicación de la empresa.
La compañía utiliza un procedimiento de 'deep learning' por el que las máquinas reconocen residuos propios e impropios, permitiendo su automatización. Esto permite también recabar más datos y estadísticas, información que luego puede resultar valiosa sobre las características de los desechos que se procesan.
La idea, asegura Pérez, surge gracias a la pertenencia de esta start-up a The Circular Lab, el centro de innovación en economía circular de Ecoembes. "Con su colaboración entramos a formar parte de ese grupo de empresas que hacen innovación", detalla. "Es un trabajo colaborativo: problema-solución". Y al problema de mejorar la eficiencia de los recursos, la solución de la Inteligencia Artificial.
Bancos elaborados con envases
Pero también hay iniciativas que apuestan por utilizar los residuos como materia prima: es el caso de CMplastik, una compañía valenciana que usa los envases del contenedor amarillo como materia prima para convertirlos en mobiliario urbano.
Los resultados son sorprendentes: bancos moteados de colores, con frases inspiradoras, papeleras coloridas, carriles bici, tótems de publicidad… incluso un 'chill out' en un barco. Todo es susceptible de hacerse con tapones y botellas recicladas.
Ellos lo llaman 'gama viruta'. "Está elaborada íntegramente con residuo plástico del contenedor amarillo que utilizamos para fabricar mobiliario urbano. Son virutas, se nota muchísimo que están elaborados con materiales reciclados y esa es la idea: queremos que comunique", detalla el gerente de la compañía, Carlos Martínez.
Es una compañía pequeña, de apenas nueve empleados, pero en sus siete años de existencia ha conseguido reciclar más de un millón de toneladas. "Solo el año pasado reciclamos 450 toneladas de residuo", cuantifica.
"Trabajamos siempre con gestores autorizados de Ecoembes: nos recogen el plástico que necesitamos, lo separan y nos lo entregan. Entonces, nosotros lo trituramos para generar la materia prima y, después, hacemos la pieza y la montamos", dice Martínez.
El color de la 'gama viruta' es uno de los grandes atractivos de unos "elementos del día a día que no nos damos cuenta de que están ahí". "Se encuentra estático en todos los pueblos y ciudades, pero súper anticuado. Así, hemos comprobado que la gente se para, se sienta y ve los mensajes que colocamos en ellos: es un elemento súper bueno para comunicar", asegura.
Reconocidas con el goCircular Pass
Ambas compañías formaban ya parte de The Circular Lab y ahora han recibido el recientemente creado sello 'goCircular Pass': una iniciativa que reconoce a las start-ups que desarrollan proyectos con gran potencial y capacidad para conseguir una economía basada en las tres erre: reducir, reutilizar y reciclar.
De momento, solo nueve emprendedores han sido reconocidas de esta manera: hay unos requisitos que cumplir. En primer lugar, ser una start-up ya constituida y de menos de diez años; tener un elevado nivel de innovación en sus productos o modelo de negocio; desarrollar soluciones o productos que contribuyan a la economía circular; y documentación que demuestre su capacidad de generar valor añadido.
Para Pérez, obtener el distintivo es una muestra de orgullo: "Para nosotros es una gran suerte poder descubrir nuevos caminos y optimizar, más cuando estamos aportando algo no solo en innovación e infraestructura, sino que aporta a la sociedad".
En esa misma línea se expresa Martínez: "Es una palmadita en la espalda, ya que ahora mismo este proyecto es 90% ilusión. Además, nos va a dar reconocimiento y publicidad". Un empujón necesario para mejorar el medio ambiente.