Saúl Jiménez Fortes ha llegado tranquilo, con el cuello vendado y con una sonda nasogástrica gracias a la que se alimenta. A pesar de su rápida recuperación, todavía le cuesta hablar. Sus primeras palabras han sido de agradecimiento.

Sus compañeros fueron quienes se lanzaron a ayudar al torero tras la cogida y le trasladaron a la enfermería y ha confesado que durante todo este tiempo estuvo consciente."Fui consciente de la gravedad de la cogida y me enteré de todo hasta que llegué al hospital", explica el torero.

Ya dadao de alta todavía tendrá que acudir al hospital a diario durante dos semanas para que le curen las heridas de una cornada de 15 centímetros. El pitón le entró por el cuello y le destrozó el paladar y parte de la lengua.

A pesar de la gravedad, el entorno del torero confía en que se recupere por completo, "voy a poner toda mi voluntad en la recuperación, mi ilusión es volver a los ruedos" señala.