El paciente, Marius Constantin Carp, de 28 años de edad, que vive en Zalla (Bizkaia), ha recordado que su mano quedó "reventada", por lo que ha agradecido al microcirujano su labor de reconstrucción porque, ha subrayado, "de no tener nada" y pensar que únicamente iba a tener "un muñón" ha pasado, entre otras cosas, a tener "juego de muñeca" y "poder coger un 'boli'" en un futuro.

Marius ha recordado que los hechos ocurrieron la madrugada del pasado 1 enero en la plaza del pueblo de Aranguren, en Zalla (Bizkaia). Tras dar las campanadas, salió a la calle en compañía de unos amigos. En un momento dado, cogió con la mano un petardo que no era suyo, lo encendió y explotó, seccionándole todos los dedos de la mano derecha. "No me dio tiempo, simplemente explotó", ha precisado.

Tras acudir al ambulatorio local, fue derivado al Hospital Sanitario de Cruces (Bizkaia), donde la única opción que le dieron fue "poder aprovechar algo de la mano" debido al pésimo estado en el que se encontraba.

El joven estuvo ingresado dos semanas en Cruces con la mano derecha "enterrada" en la tripa para preservar tejidos y a la espera de una última decisión. Fue un amigo ingeniero el que le habló del microcirujano del Piñal. "En Cruces la solución que me daban no era mala; como a mí me quedaban un poco de los huesos (de los dedos), (la solución) era hacer una pinza con los 'cachos' que me quedaban. Una pinzita pequeñita, no había más", ha recordado Marius, para quien la diferencia entre lo que le ofrecían y lo que ha conseguido tras la operación "es abismal".

En su opinión, del Piñal le ha concedido la libertad de poder valerse por sí mismo, "y que no tenga que estar mi mujer todo el rato, no sé, cortándome un 'cacho' de pan". "Es mucho. Lo que ha hecho es ponerme una pinza con tres dedos, pero dedos de verdad, no los 'cachos' de huesos tapados con piel", en referencia a la solución que le ofrecían en el hospital vizcaíno.

"De no tener nada, y pensar que voy a tener un muñón, a tener muñeca, juego de muñeca; y lo que es el apoyo de la mano y poder agarrar, no sé, un bolígrafo, para firmar o escribir eso es ley de vida", ha concluido.

Por su parte, Francisco del Piñal ha precisado que, con los trasplantes, al paciente se le ha dado la posibilidad "de volver a coger cosas con la mano, y tener una mano que tenga una función, no igual, a la que tenía antes, pero sí una función de poder coger cosas. "Es una mano de ayuda", ha resaltado, para quien en lugar de tener "una prótesis", la mano accidentada tendrá una función.