Los vecinos de Vilanova, en Pontevedra, llevan más de 24 horas en alerta máxima. No quieren pasar otra angustiosa noche fuera de sus hogares, por lo que han decidido colaborar en la extinción del fuego. Refrescan el terreno para tratar de evitar que se reaviven las llamas, que ya han calcinado más de 350 hectáreas. La situación sigue siendo crítica.
En Cotobade, cerca de 60 personas han sido desalojadas, pero ya han logrado volver a sus casas. En el concello de Soutomaior, los vecinos han tenido que ser desalojados debido al incendio declarado y con el que ya suman cuatro. Finalmente, en Castroagudín, Pontevedra, respiran algo más tranquilos. A pesar de que el incendio que ha quemado unas 300 hectáreas aún sigue activo, ya no hay peligro.
A su regreso a sus hogares, los vecinos han encontrado un paisaje desolador que tardará mucho en recuperarse. Los responsables de montes no tienen ninguna duda de que el incendio fue provocado. Aseguran que el fuego se originó en varios focos y se propagó con rapidez con la ayuda del viento.