Aunque la víctima, Donna Corden, fue llevada rápidamente al hospital más cercano de Leeds, en Reino Unido, cuando empezó a hincharse su cara, los médicos no pudieron detener a la bacteria que había infectado su herida, conocida como 'fascitis necrotizante', que se alimentaba de su carne. Por desgracia, tuvieron que cortar gran parte de su cara para salvar su vida, según informa el diario 'Metro'.
"Podría ser peor. Me pregunto por qué sucedió, pero no tendría sentido", declaró Donna. La mujer sufre artristis y dijo que antes del golpe sus piernas fallaron lo que provocó que se golpease contra el horno.
Un médico se traslado a su domicilio y le colocó puntos americanos en la herida. Solo 24 horas después comenzó a aparecer una mancha negra en el corte y empezó a hincharse su cara, por lo que fue al hospital. Allí la realizaron un diagnóstico y confirmaron que tenía una infección por una bacteria potencialmente mortal.
Lograron cortar la carne podrida de la cara, pero días después, Donna desarrolló sepsis, es decir, su cuerpo sufrió una insuficiencia en respuesta a la infección, por lo que tuvieron que inducirle un coma y tratarla con antibióticos. Gracias a la intervención de los médicos, logró salir con vida.
Meses después se sometió a su primer injerto para reconstruir su cara con piel de sus muslos. Sin embargo, no fue ni será la última operación reconstructiva. En unos meses se someterá a la siguiente. Ahora, Donna quiere aumentar la conciencia de los signos y los síntomas de dicha bacteria. "No puedo cambiar lo que pasó. Pero tengo una familia maravillosa y amigos encantadores. Tengo suerte de estar viva", señaló.

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