Stephan Schneider, el doctor que atendió al pequeño infectado con difteria, defiende que la vacuna es la principal barrera para frenar esta enfermedad.

Porque a raíz de este caso, se reabre el debate sobre la obligatoriedad de la vacunación. A favor: Una mayoría médica y pediátrica. Sostienen que un niño sin vacunar supone un riesgo para la salud colectiva y que menos de un 92% de niños vacunados aumenta las probabilidades de brotes o epidemias.

De hecho, el doctor Fernando Cereto acaba de abrir una petición en Change.org para imponer la vacunación a los menores.

En contra, quienes defienden el derecho de las personas a negarse a recibir un tratamiento. Se basan en la toxicidad de algunas sustancias que incluyen las vacunas. La Liga para la Libertad de Vacunación explica que la vacunación masiva la sostiene la inercia de los programas de vacunación y la presión interesada de algunos sectores económicos.

Varias plataformas defienden una posición intermedia basada en la autonomía del paciente a decidir.

Pero vacunas obligatorias sí o no supone sobre todo un conflicto de derechos: el de la protección de la salud frente al de decidir sobre su propio cuerpo.