Han pasado tres meses desde el accidente de tren de Santiago, pero en el barrio de Angrois nadie olvida aquel fatídico día. Junto a la curva de A Grandeira, velas y flores recuerdan a las 79 personas que perdieron la vida tras el descarrilamiento.

Una imagen dificil de borrar para todos ellos. Los vecinos se implicaron desde el primer momento en las labores de rescate. El accidente despertó la solidaridad en Galicia y en España entera. Médicos y bomberos abandonaron sus vacaciones y sus huelgas para ponerse manos a la obra.

Los centros de transfusión se vieron desbordados por la avalancha de donantes de sangre. Todos querían aportar su granito de arena. Tres meses después sabemos que el exceso de velocidad fue la causa del descarrilamiento.

Pero todavía hay que depurar responsabilidades. El principal imputado es el maquinista del tren, por duplicar la velocidad permitida en el tramo donde ocurrió el accidente, pero no es el único.

El juez también ha llamado a declarar en calidad de imputados a varios cargos de ADIF, entre ellos, los tres últimos presidentes del ente y cinco responsables de seguridad. El juez está convencido de que el sistema de frenado ERTMS podría habría evitado el trágico desenlace.