A primera hora de la mañana, unas 30 personas esperan la llegada de la Policía. Sentados en el patio intentan evitar que los agentes entren y desahucien a Umberto. Los agentes comienzan a sacarles uno a uno a la fuerza.

Los testigos aseguran que la actuación policial ha sido desmedida. "Yo he visto sangre en el suelo", afirma una mujer visiblemente afectada. "A uno de los chicos le han roto la nariz y a otra chica le han dado una bofetada", denuncia otra testigo.

Finalmente, Umberto ha salido de su casa con las pocas pertenecencias que ha podido recoger. En 2011, se quedó en paro y tuvo que pedir un crédito de 4.000 euros a un prestamista. A los seis meses la deuda ascendía a 32.000 euros. Incapaz de pagarla, el banco le embargó la casa.

Ha denunciado al prestamista por estafa, pero ni eso ha conseguido paralizar su desahucio. Sin recursos y sin casa, Umberto busca ahora un lugar donde dormir.