Luc, como le llaman cariñosamente en la clínica donde vive en Rusia, sabe desde su más tierna infancia lo que es estar enfermo. Sus cuidadores creen que, siendo una cría, alguien dañó su espina dorsal, lo que hizo que el gato quedara paralizado de por vida.
Sin embargo, esta parálisis no le impide ser un enfermero genial que acompaña a los pacientes que pasan por la clínica. Luc tiene problemas para andar, pero no para comprender por lo que pueden estar pasando los pacientes.
Por ello, se acurruca junto a ellos y les da calor y compañía durante su convalecencia. Además, también es donante para algunos de ellos y ayuda en el departamento de marketing de la clínica. Por todo ello, humanos y animales disfrutan de la compañía de este minino tan especial.