Aunque se celebra en distintos puntos del país nipón, el más conocido es el que tiene lugar junto al templo de Sensoji, en el distrito de Asakusa de Tokio, donde acuden unos 100 niños cada cuarto domingo de abril. Los bebés participan ante los ojos de unos padres deseosos del llanto.
La mecánica del concurso es sencilla, y se desarrolla 'enfrentando' en cada turno a dos bebés: el que suelta el primer llanto gana; si hay empate, vencerá el que lo haga más fuerte. Si el duelo se prolonga, se buscan otros métodos más efectivos y rápidos, como por ejemplo muecas o una careta de criaturas demoníacas del folclore japonés.
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Esta tradición se debe a que los japoneses creen que un niño que llora crece más rápido y bajo esta creencia se ha mantenido durante más de 400 años el Naki Sumo.