El histórico debate de esta noche siembra el pánico entre los demócratas cuando aún faltan más de cuatro meses para las elecciones presidenciales. Un Joe Biden difuso, a ratos titubeante, se ha visto arrasado por un Donald Trump envalentonado, que ha enarbolado bulos sin pudor alguno para golpear una y otra vez a su rival.

La sensación es que el presidente no ha logrado trasladar con fuerza su mensaje a los votantes y se ha visto incapaz de desmontar las mentiras de su contrincante, al punto de que algunos ya cuestionan que deba seguir siendo el candidato, según la 'CNN', que acogía este primer cara a cara en la carrera hacia la Casa Blanca. "Estamos jodidos", ha aseverado incluso una fuente citada por la cadena.

Y es que el mandatario demócrata, que al parecer tenía la voz ronca debido a una gripe o resfriado, ha sufrido algún lapsus y perdido el hilo en más de una ocasión durante sus propias argumentaciones, algo que el magnate republicano no ha dudado en aprovechar. "No sé lo que ha dicho, tampoco creo que él lo sepa", ha ironizado incluso en un momento dado.

Trump, por su parte, se ha convertido en una máquina de lanzar falsedades y ha exhibido una vez más un discurso antiinmigración xenófobo y apoyado en bulos, llegando a esgrimir que los migrantes "viven en hoteles de lujo" y que "la gente está entrando y matando" a los ciudadanos estadounidenses.

Otra de sus mayores barbaridades ha llegado con el asunto del aborto, tras la derogación de su protección federal gracias a los jueces que él mismo eligió durante su mandato. Así, ha llegado a afirmar que los demócratas pretenden que se pueda "matar a un bebé en el noveno mes" de gestación, algo que Biden ha rebatido, aunque no con la suficiente energía en un tema clave para los demócratas.

La edad y los problemas legales, en el foco

En este cara a cara tan histórico como insólito, celebrado sin público y que por primera vez enfrentaba a un expresidente con un mandatario aún en el cargo antes incluso de arrancar oficialmente la campaña, han salido también a colación dos asuntos que prometían ser armas arrojadizas en el debate: la edad de los candidatos y los problemas judiciales de Trump.

Así, Biden, de 81 años, ha incidido en que su rival, con apenas tres años menos, es "mucho menos competente", mientras que Trump ha presumido de tener una salud de hierro. Ambos, en el que quizá ha sido el momento más surrealista del debate, se han enzarzado sobre sus habilidades jugando al golf.

El actual presidente de Estados Unidos, como era de esperar, ha tachado a Trump de "criminal convicto", después de que este se convirtiera en el primer expresidente estadounidense en ser declarado culpable en una causa penal. El republicano, por su parte, ha contraatacado con los problemas legales del hijo del presidente, Hunter Biden, condenado por adquirir un arma de forma ilegal.

Biden, de hecho, ha bajado al barro y ha acusado a Trump de tener "la moral de un gato callejero" por acostarse con una actriz porno mientras su esposa estaba embarazada, algo que su oponente ha negado: "No tuve sexo con una actriz porno", ha aseverado. Una frase ciertamente inédita en un debate electoral, mientras el republicano se presentaba como la víctima de una cacería política.

Otro de los choques más sonados ha llegado cuando Biden ha echado en cara a Trump que tachara a los veteranos de guerra estadounidenses de "idiotas" y perdedores" cuando era presidente, una historia que el exmandatario asegura es falsa. "Tú eres el idiota, tú eres el perdedor", le ha espetado Biden, visiblemente enfadado.

Trump insiste en la acusación de fraude electoral

Así las cosas, y aunque el actual presidente ha parecido remontar en la segunda parte del encuentro, su actuación ha resultado descorazonadora para los suyos, frente a un Trump que se desenvuelve sin problemas en el formato televisivo y que no duda en lanzar un bulo tras otro para cimentar sus ataques contra el actual mandatario, a quien acusa de destruir el país y convertirlo en hazmerreír mundial.

El expresidente, además, ha vuelto a blandir el fantasma del fraude electoral en previsión de una posible derrota en las urnas. Preguntado acerca de si aceptará los resultados, sean cuales sean, ha respondido: "Si es una elección justa y legal, absolutamente".