"El Ministerio de Empleo ha ofrecido los datos eliminando el efecto estacional, según los cuales, el mes de julio ha sido el peor de 2013, con 60.000 empleos destruidos", revela José Carlos Díez. "Si seguimos a este ritmo y sin hacer nada, supone un ritmo de destrucción de empleo de 700.000 al año, un dato desastroso".

"Me quedé muy preocupado viendo al presidente del Gobierno", confiesa. "Me quedó la duda de si oculta la realidad a los españoles, o le están ocultando los datos, como hacían con Franco. Después del discurso de Rajoy, estoy muy preocupado".

Alfonso Rojo cree que "la mejora que muestra el último dato del paro sigue siendo insuficiente". El periodista diferencia tres economías: "Por un lado, la de las grandes empresas, que parece empezar a ir bastante bien aunque nunca ha ido mal del todo. Por otro lado, la macroeconomía que maneja el Estado, que empieza a ir mejor. Y finalmente, la economía del ciudadano común, que sigue fatal".

El antropólogo Javier Aroca afirma que "lo que marca este dato es el triunfo de esta reforma laboral, la de la estacionalidad, la precariedad y el empleo de baja calidad". "Si se mira el mapa territorial del empleo, se ve claramente cómo en las comunidades autónomas donde el turismo tiene menor incidencia, apenas ha bajado el desempleo", afirma.

Fernando Berlín lo tiene claro: "No podemos celebrar un descenso de sólo 64.866 personas cuando Rajoy ha creado un millón de parados en un año". Ve normal la caída del paro: "Cuando uno ha destruido todo el empleo de calidad que hay y necesita seguir manteniendo servicios, es lógico que tenga que contratar gente".

Antonio Martín Beaumont prefiere ver el vaso medio lleno: "Cerca de seis millones de parados es un drama, pero un descenso del paro durante cinco meses seguidos es algo que celebrar. No alegrarse de estas cifras es una injusticia para todos los que se han sacrificado para salir de la crisis".