Ana Botella tenía muy claro también que en el PP no la querían. Desde el minuto 1 sabía que le estaban haciendo la cama y concretamente nombraba a Esperanza Aguirre. En el PP también presionaban para que no forzara la situación de que fuera Rajoy quien tuviera que echarla, aunque solo fuera por respeto a Aznar.

Esperanza Aguirre dijo hace unos meses que se retiraría de la primera línea de la política, sin embargo hace unos días argumentaba que estaba en manos de la providencia. Venía a decir que no dependía de ello. Ayer, en Onda Cero, dejó bien claro quién era la providencia: el dedo de Rajoy.

Varios presidentes autonómicos han aludido a esta misma providencia para que se pronuncie sobre sus futuros. Tanto Ignacio González como Alberto Fabra, ambos deseosos de repetir Legislatura, han pedido a la dirección del PP que les ratifique si pueden ser candidatos en sus respectivas comunidades.

Mariano Rajoy tiene un dedo pero también tiene sus tiempos, que no los conoce nadie.