El resquemor y las copas hicieron que contara cosas que no eran, es decir, que "se vino arriba". Lo que no se esperaba es que esa conversación acabase en manos de los medios y mucho menos de un juez, algo que para ella fue una encerrona.

Ella dice que se pone en contacto con Ana Garrido a través de una persona que tienen en común únicamente para animarla a denunciar el caso de mobbing que Garrido estaba sufriendo presuntamente en el Ayto. de Boadilla, pero no para confesarse sobre nada relacionado con la Gürtel.

En esa conversación en la que se vino arriba citó al presidente del Senado, a Pío García Escudero, momento en el que aparece una Maica arrepentida y pidiendo perdón ante el juez.

Pero Pío no fue el único al que declara ahora no haber visto. De repente, el despacho de Correa se convierte en un despacho por el que sólo pasaron visitantes fantasma.

Y a pesar de que en su conversación con Garrido recordaba perfectamente haber visto cómo salían con sobres del despacho de Correa, ante el juez, los únicos sobres que hubo estaban cerrados. Desconoce el contenido de los sobres y no conoce a los presuntos visitantes. Un ataque de desconocimiento y de amnesia.