"Hace una semana que estoy recibiendo el tratamiento", cuenta Cristóbal. "Con una primera pastilla no se nota el cambio, pero a los siete días ya vas notando el color de la piel, los estados febriles, etc".
"El día que recibí el tratamiento sentí que se me abría una ventana a la vida, algo que antes ya sabías cuál era tu final. Me parece indecente tener que alegrarte por recibir unos medicamentos que te salvan la vida", sentencia.
Mario Cortés, portavoz de la Plataforma de Afectados por la Hepatitis C, cuenta que ellos han pedido que dejen libertad para que los médicos puedan prescribir este tratamiento, "que no obliguen a los médicos a tomar decisiones administrativas".
Cortés está preocupado por la falta de equidad y pide que todos los enfermos puedan recibir el tratamiento independientemente de dónde vivan. "Este es el problema añadido al plan estratégico, pero a mí como enfermo me da igual quien paga", explica. Su caso también es complicado porque el portavoz de la PAHC también está enfermo. "Yo estoy en fase 2 y ya me han prescrito el tratamiento. Imagino que en un mes empezaré a tomarlo y empazaré a curarme".