Es uno de los aspectos más polémicos de la ley impulsada por Gallardón, que chocó desde el principio con el muro de muchas organizaciones en defensa de los derechos de la mujer. Le cayeron también fuertes críticas de la oposición y de su  propio partido. Miles de mujeres han salido a la calle para recordarle que podían decidir por sí mismas y que no querían ser tratadas como menores.

Pero ¿cómo se va a incluir esto en la ley que pretende el ejecutivo? No va a ser un supuesto más. A eso se siguen resistiendo. Se va a incluir simplemente dentro  de la ley. Se redactará que la embarazada de un feto con  anomalías graves, incompatibles o no con la vida, podrá abortar pero... únicamente acreditando que padece esas anomalías. Esa es la principal novedad. Se elimina la obligación de acreditar que además supone un daño psicológico para la mujer.

Algo que además deberían hacer dos médicos porque se presupone que ya existe. Con ello, "suavizan" el proyecto, incluyen la malformación, pero no como un supuesto. Porque de ninguna manera para el gobierno puede ser en sí, el motivo del aborto.