Doñana se encuentra en estado crítico por culpa de la sequía. Sin embargo, la falta de precipitaciones no es lo único que está provocando esta situación, y es que el número de regadíos ilegales en este tiempo no ha dejado de crecer en la zona.

En solo diez años, los invernaderos de frutos rojos han pasado de 2.162 hectáreas a 3.542. Según el Fondo Mundial para la Naturaleza, 1653 de esas hectáreas, cerca del 16%, son cultivos bajo plástico que están en suelo no regable. De esta forma, intentan conseguir el agua de manera ilegal.

De momento, durante esta legislatura ya se han cerrado 202 pozos ilegales, la mitad de ellos de forma voluntaria por los agricultores, y la previsión es cerrar otros 496 más.