‘LOS OJOS VAN AL PASTEL’
“Hillary, ¿qué pensaría el santo de tu marido si te viera hacer eso?”
Los ojos tienen vida propia y se pueden ir donde no deben. Como los de el marido de la primera dama finlandesa que se fueron a la pechuga de Mery de Dinamarca, los de Ashton Kutcher que se asomó al balcón de Lea Michele, Oliver Stone apreciando las dotes interpretativas de Salma Hayek o Hillary Clinton echando un ojo al vestido de Christina Aguilera.
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