Una noche de viernes de febrero de 1999 nació la primera gran fake news de la historia de la televisión en España en el programa 'Sorpresa, sorpresa' en Antena 3. Solo dos días después empieza a extenderse como la pólvora una de las mayores leyendas de la televisión en España: los que señalan son el cantante Ricky Martin, una niña, un perro y un bote de mermelada.
"Era un programa en el que cualquier cosa pasaba, incluido que Ricky Martin sorprendiese a una fan que estaba con su perro en una situación sexual", explica el periodista Juan Sanguino. Por eso, el bulo de Ricky Martin se extendió tan rápido por España y todo el país se lo creyó. Porque en Sorpresa, sorpresa podía pasar "cualquier cosa" como afirman desde el equipo del programa.
"Pasado el fin de semana volvemos a la redacción y empiezan todos los teléfonos a sonar un montón de llamadas", recuerda Giorgio Aresu, director y productor de 'Sorpresa, sorpresa', que explica cómo se enteró de que toda España estaba hablando de la supuesta fallida sorpresa que iba a dar Ricky Martin a una niña.
Más Noticias
-
Juan del Val critica al PSOE por pactar con "la extrema derecha": "Les da igual las líneas rojas con tal de mantenerse en La Moncloa"
-
La familia, OnlyFans como "prostitución" y el machismo: La Mala Rodríguez habla de su "lucha por la supervivencia" con Évole
-
La Mala Rodríguez: "Me niego a ir de víctima, me define el cómo he salido adelante, no lo que me haya pasado"
-
Las lágrimas de la Mala Rodríguez al hablar de su madre: "Nadie merece que te aparten"
-
La "relación completamente abusiva" de La Mala Rodríguez con una pareja: "No me dejaba salir de casa"
El bulo que se contaba sobre 'Sorpresa, sorpresa' era el siguiente: se decía que el programa había entrado en la casa de una adolescente, que era muy fan de Ricky Martin, y que habían metido al cantante dentro del armario. Decían que la chica tenía la casa trufada de cámaras ocultas sin saberlo y que se untó de mermelada su entrepierna y llamó a su perro, quien comenzó a lamerla. Una historia que nunca ocurrió, pero que toda España afirmó que existió y muchos, incluso, aseguraron que la habían visto.

Juan Carlos I, presidente de Honor
La SGAE contrató a Urdangarin y al instituto Nóos para limpiar su mala imagen: "Era un cliente perfecto"
"Eso fue cojonudo", espeta Ramoncín sin poder contener las risas, ya que el Instituto Nóos aprovechó para venderles al rey Juan Carlos I, quien terminó convirtiéndose en Presidente de Honor de la SGAE. "Nos chulearon durante tres años y nos sacaron 100.000 euros anuales", reconoce Víctor Manuel.