El historiador Benito Bermejo había escuchado hablar de un hombre que era un superviviente de los campos de concentración y que tenía algo que ver con el mundo educativo. Unos meses más tarde, el historiador se encuentra con esta persona en un acto en recuerdo a Monserrat Roig, organizada por la Amical de Mauthausen y otras entidades.

Bermejo cuenta que vió a Enric Marco en un puesto pequeñito con libros y tiene un pequeña conversación con él. "No le vi tan mayor como para ser un exdeportado, pero me dijo que él fue deportado en Flossenbürg. Yo tenía ya mucho interés en… De hecho, por eso había acudido a aquel evento, pero no hay mucha ocasión de preguntar. Hay un jaleo tremendo y se termina todo", narra. Pero esta no sería la última vez que coincidiese con él, en el año 2002 come al lado suyo en una comida en el campo de concentración de Mauthausen y tiene una conversación con él. "Yo le digo: 'Tengo mucho interés en tu historia. Me gustaría hacerte una entrevista'. Y su reacción es bastante tensa. Me dice desde el primer momento que no, que no va a poder ser, que él no es objeto de estudio, que debería buscarme algo más interesante", relata.

Marco sugiere a Bermejo que estudie un tema totalmente distinto, algo que al historiador le resulta violento, porque están en Austria, en un evento que tiene que ver con la memoria de los españoles que estuvieron en Mauthausen y pretende que no me interese por ese tema. "Busca en su cartera y saca una fotografía donde aparece un señor con la espalda llena de hematomas y me dice: 'Este soy yo. Este soy yo después de pasar por la Policía de Martín Villa, en la transición. Yo considero que los historiadores tendríais que hacer este tipo de cosas'". Justamente en uno de esos encuentros de deportados en los que Enric Marco intentaba pasar desapercibido, es donde empezaron las sospechas del historiador Benito Bermejo