El 1 de julio de 2011 la música se paró de golpe en la sede de la Sociedad General de Autores: la Guardia Civil irrumpió en su sede sin previo aviso. Empezaba la operación SAGA contra Teddy Bautista y otras ocho personas, que fueron detenidas acusadas de apropiación indebida y del desvío de más de 400 millones de euros.

Todo empezó 4 años antes con la denuncia de la Asociación de Internautas. Eran los años del debate sobre la piratería, del boom de las descargas en internet. El Gobierno aprobó el canon digital, que grababa cualquier dispositivo o soporte que pudiese almacenar datos.

La red de inspectores de la SGAE llegaba a todos los rincones de España, y hacían pagar a todo el que utilizaba música o tenía una televisión en su negocio, llegando a facturar un millón de euros al día.Algunos medios de comunicación empezaron a publicar reportajes en los que ponían en duda la legalidad de todo lo que sucedía dentro de la SGAE.

Cuando diez años después de las detenciones, empezó el juicio a Bautista y el resto de procesados en la Audiencia Nacional, la sociedad ya había dictado sentencia: eran culpables. Sin embargo, el juez no vio delito de desvío de fondos, ni administración desleal, mala fe o engaño en la compra de Teatros. Todos fueron absueltos.

Autores vs internautas

Mamen Mendizábal reconstruye en ‘Anatomía de un linchamiento’ el conflicto entre autores e internautas hablando con muchos de sus protagonistas.

Víctor Manuel y Ramoncín, músicos y miembros destacados de la junta de la SGAE hasta 2007, recuerdan la animadversión con la que les trataba la gente en los años del conflicto, defienden la figura de Teddy Bautista y critican el papel de la hasta entonces desconocida Asociación de Internautas y el linchamiento al que fueron sometidos. Víctor Manuel asegura que detrás de esa asociación había una mano negra, que ellos hacían el trabajo a las grandes operadoras.

Ofelia Tejerina, abogada y presidenta de la Asociación de Internautas, fue quien presentó la denuncia que hizo estallar el conflicto.Asegura que no había ninguna mano negra detrás de su organización y que se limitaron a denunciar lo que habían leído en los periódicos.

Alex Ron, inspector de la SGAE, y la periodista Eva Lamarca, que investigó y siguió de cerca el caso de la SGAE cuando estalló, completan el elenco de protagonistas.