Si algo hacía bien Arte y Naturaleza era vender su producto: tenían 500 comerciales predicando por toda España que el arte era una buena inversión. Pura Strong, experta externa del servicio de blanqueo de capitales (SEPPBLAC), nos explica en qué consistía su estafa: "Ofrecían una obra de arte a un inversor que recibía a cambio un 10% del precio al principio, pero este interés iba aumentando". Es decir, los altos intereses eran un buen gancho y este pago estaba "garantizado por concreto".

Además, en el caso de que los inversores no estuvieran convencidos, la empresa se ofrecía a "recomprar la obra porque iba a alcanzar un valor superior en subasta". Es decir, el 'negocio' estaba en que el inversor iba a ganar porque "la obra era de su propiedad y por los intereses". "Dime si tú no me lo comprarías", dice a Mamen Mendizábal, que entiende lo atractivo de la oferta y la razón por la que los inversores lo recomendaban: "Así hacían crecer la pirámide". "Efectivamente", asiente la experta.

Mucha gente acudía porque podían hacer pequeñas inversiones, como meter el dinero de una pensión: "Mientras el banco te estaba cobrando por tener el dinero, aquí te garantizaban un 10% en un contrato. Era imbatible", dice la experta. Es decir, ofrecían inversiones al alcance de todos con la promesa de dinero fácil.

Esto sumado al cambio de siglo y que nos encontrábamos en la España de la burbuja inmobiliaria, hizo que nuestro país se convirtiera en el paraíso de las estafas piramidales y que comenzaran a proliferar empresas como Fórum Filatélico, Afinsa o Arte y Naturaleza.