Explica la periodista Natalia Junquera
El maltrato de los piratas a los marineros del Alakrana: "Si lloraban o se hacían sus necesidades encima, se burlaban"
La periodista Natalia Junquera explica que los piratas somalíes "maltrataban física y psicológicamente" a los marineros. Incluso, afirma que "cuando alguno lloraba o se hacían sus necesidades encima, se burlaban de ellos".
El 2 de octubre de 2009, un atunero vasco, el Alakrana, faenaba en aguas del Océano Índico, cuando fue secuestrado por un grupo de piratas somalíes. A bordo del Alakrana, iban 36 tripulantes, 16 de ellos españoles. El atunero fue asaltado de madrugada, con el objetivo de que los piratas negociaran un rescate millonario, cobraran lo más rápido posible y volvieran al mar para capturar a otro barco. Dos días más tarde del secuestro, Pablo Costas, uno de los marineros españoles secuestrados, se puso en contacto con su mujer para pedirle que les sacaran de allí.
"Estaban todo el día con la pelota ésa en la boca, del khat, como la hoja de coca", explica Pablo Costas en el vídeo principal de esta noticia sobre cómo se drogaban los piratas somalíes mientras tenían secuestrado el Alakrana: "Les da ansias, les pones eufóricos y no tienen hambre". "Son como aceitunas las pupilas, aquello metía miedo", afirma.
Por su parte, la periodista de 'El País' Natalia Junquera explica que los piratas "son un grupo organizado" . "Por eso funcionaban tan bien y tenían tanto éxito en esos años en los secuestros de barcos", explica la periodista, que detalla la jerarquía de los piratas: "Tienen unos jefes, luego una masa laboral, mano de obra, y luego mediadores, contactos, unas figuras que también son necesarias para cualquier secuestro". Y es que los piratas no elegían a sus objetivos al azar. Los europeos eran una buena presa porque sus embarcaciones eran grandes, con mucha tripulación, por la que los gobiernos de origen estaban dispuestos a pagar un rescate. Por eso, los piratas somalíes sabían que el Alakrana era un buen botín. De los 36 tripulantes, 16 eran españoles.
"Eran bastante crueles, porque no solo los tenían allí secuestrados mientras esperaban un rescate de España, sino que los maltrataban física y psicológicamente", critica Junquera, que explica que "cuando alguno lloraba o cuando alguno se hacía sus necesidades encima, por una situación muy extrema de que te están apuntando con un arma, los piratas se burlaban de ellos".