El descubrimiento de que Enric Marco había mentido con respecto a su pasado provocó que fuera destituido como presidente de la Asociación Amical. A pesar de que su mentira se hizo pública, el falso deportado continuó manifestando ante la prensa que su intención era "dar voz" a las víctimas y seguía defendiendo su labor de divulgación del horror nazi. Pero ¿había algo de cierto en las historias que contaba?

Como cuenta el historiador Benito Bermejo, Marco salió de España para ir a trabajar voluntariamente a fábricas alemanas pero, poco tiempo después sí que vivió una situación difícil. "Unos meses más tarde él va a ser detenido y va a ser llevado a una prisión como preso preventivo", explica Bermejo. El propio Enric expuso, ante la prensa, que fue juzgado por un consejo de guerra en Hamburgo por alta traición y conspiración contra el Tercer Reich. "Sí es cierto todo lo que pasé allí dentro y sí es cierto que me puedo considerar, aunque no pasara por un campo de concentración, una persona que sufrió los rigores de lo que significó la barbarie nazi", añadía.

Marco, como indica Juan Manuel Calvo, presidente de la Asociación Amical de Mauthausen nunca buscó un beneficio económico con su mentira. "Enric Marco puso dinero de su bolsillo por la Amical. Hizo infinidad de viajes y no cobraba ni los desplazamientos", explica. "Sí que hizo algo bueno, que fue difundir el horror que habían sido no solo los campos, sino también la represión durante el franquismo, durante la inmediata posguerra", añade Nani Hidalgo. Para Bernardino León, secretario de Estado de Asuntos Exteriores y para Iberoamérica entre 2004 y 2008, "él era un actor y la historia era absolutamente verídica. No creo que Enric Marco contara mentiras. La única mentira era él".